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La importancia de la innovación tecnológica en la eficiencia energética para el transporte público

La importancia de la innovación tecnológica en la eficiencia energética para el transporte público

Miguel Asai Arrieta                                                 asai1216@hotmail.com

José Andrés Valdés Requena                              Andrew.ipnmx@gmail.com

Maestro en tecnología avanzada, CIITEC, IPN

 

Ingeniero de proyectos, CITEC, IPN

Una de las necesidades primarias para el buen funcionamiento y movilidad de la sociedad es el transporte público. La Ciudad de México, al ser una de las ciudades más grandes del mundo, tanto territorialmente como en su población, requiere de un compromiso mayor en la programación y diseño de esta infraestructura; además, este sector representa un porcentaje considerable de la economía de toda la Metrópoli (Figura 1).

El crecimiento y los cambios culturales que ha sufrido la sociedad han generado que, en los últimos años, el transporte público haya modificado aspectos importantes de su servicio con la intención de mejorar su diseño, programación y hasta costos. Culturalmente, también ha modificado la forma en la que se presta el servicio, estableciendo regímenes de seguridad, de atención a los usuarios y de control ambiental, por mencionar algunos.

Este último aspecto tiene mayor impacto, ya que está enfocado a la problemática ambiental actual, pues el cuidado de nuestros recursos y el uso eficiente de ellos es una forma de proteger el medio ambiente. El transporte público, al ser el modo de traslado más utilizado, antes que favorecer la movilidad urbana, representa una amenaza al medio ambiente, ya que incrementa los niveles de contaminantes que existen en el aire de nuestra ciudad y área metropolitana (Figura 2), el sobrecalentamiento que se genera en las áreas donde transita, además de la basura que se genera por parte de los usuarios, sólo por mencionar algunos de los contaminantes.

De forma paralela al desarrollo de las tecnologías mencionadas anteriormente, existen otras enfocadas al uso eficiente de combustibles tradicionales. Los fabricantes de motores continuamente desarrollan motores más eficientes, además de que organizaciones internacionales establecen límites de emisiones contaminantes más estrictos que son aplicados en muchas partes del mundo.

Por todo lo antes mencionado, es claro que el transporte público es un sector vital de la Ciudad de México, que requiere un consumo de energía especialmente intensivo, creciente y singularmente perjudicial para el medio ambiente, por lo que se le debe prestar atención de calidad e inmediata.

La tecnología nos ayuda a resolver problemas ambientales en el transporte, desarrollando sistemas de reducción de energía o de contaminantes, lamentablemente ese aporte se ha enfocado en su mayoría a los automóviles, restándole atención al transporte público. Esto ha generado un campo extenso de innovación y trabajo, el cual debe resolverse próximamente.

Las principales fuentes de energía utilizada por el transporte público en la Ciudad de México son:

a) Motores de combustión interna (gas, gasolina, diésel)                           b) Eléctricos (metro, trolebús)                                                                    c) Híbridos (gas-gasolina, gasolina-electricidad)

Existen otras tecnologías como la propulsión con hidrógeno y con energía solar que se encuentran en fase de pruebas, ya que aún existen limitaciones tecnológicas importantes que aún no hacen viable su implementación en el transporte público, como la cuestión del rango de autonomía, peso de los equipos y costos.

En el caso particular de la propulsión eléctrica en el transporte público, el reto principal es la infraestructura de estaciones de recarga, costos de fabricación y su tiempo de operación, a pesar de que la tecnología ya se encuentra en un nivel adecuado para su implementación, como sucede en otras partes del mundo, entre las que destacan: Inglaterra, Alemania, China, Corea, entre otros.

 

Por ejemplo, existen las normas Euro, que actualmente se encuentra en su sexta iteración (Euro VI), con miras a implementar la séptima para el año 2020. Si comparamos la primera iteración de la norma (1992) con la actual (2014), se reduce en más del 90% el rango permisible de contaminantes como óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, monóxido de carbono y partículas (Figura 3).

Para lograr esta reducción de emisiones, los fabricantes recurren a diversos sistemas como el Adblue. Este sistema combina un producto químico (disolución de urea) de origen sintético que reacciona químicamente con los óxidos de nitrógeno que normalmente son expulsados por el escape, para convertirlos en una mezcla de nitrógeno y vapor de agua.

En la Ciudad de México, el sistema de transporte confinado Metrobús y la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) cuentan con unidades Euro V y Euro VI. Estas unidades, además de tener tecnología de punta en la mitigación de emisiones contaminantes, cuentan con componentes ergonómicos y antropométricos que ofrecen protección y confort tanto al usuario como al conductor, así como sistemas de seguridad, como cámaras de vigilancia, sistemas de posicionamiento global (GPS), entre otros.

Logística 4.0

El concepto de logística 4.0 se ha acuñado como consecuencia de la industria 4.0, sinónimo de la cuarta revolución industrial que se basa en la automatización de la producción y en el uso de la electrónica. Este término generalmente se enfoca a la logística y transporte de materia prima, productos o desplazamiento de maquinaria, también incluye al transporte de personas y para la finalidad de este artículo nos enfocaremos al transporte público.

La logística de transporte público pretende una comunicación directa entre las instalaciones, las unidades de transporte, las personas y la operación conjunta de éstas. Al integrar la logística en un momento temprano de cualquiera de las etapas del transporte público, se estará optimizando la eficiencia de este sector.

Algunos de los elementos fundamentales de la logística 4.0 son la digitalización y conectividad de los procesos, las cuales han irrumpido no sólo en materia de producción de unidades de transporte, como se mencionó en el inicio de este artículo, con la integración de dispositivos digitales que facilitan el manejo de éstas, sino a nivel de procesos o de gestión de operaciones. Es decir, se tiene la posibilidad de controlar todo a distancia y desde un punto central de información, lo que supone un control total de los tiempos, generando un ahorro de energía que impactaría directamente sobre el ambiente.

Si se colocara un GPS en cada unidad de transporte público, se podría reducir y optimizar el tiempo y las rutas, además de reducir el consumo de combustible y de energía dentro de la unidad, haciendo un efecto dominó positivo sobre las causas que generan contaminación, mencionadas anteriormente. El empleo de sensores que lleven a cabo su proceso sólo cuando sean requeridos por un usuario también contribuiría al ahorro energético (lámparas de iluminación, escaleras eléctricas, elevadores, compra y pago de pasaje, etc.), además se puede innovar alguna aplicación móvil que incluya la geolocalización de las unidades y de los pasajeros, proporcionando seguridad. Inclusive por medio de éstas podríamos automatizar pagos, evitando que el usuario realice paradas que le reducen su tiempo de llegada.

En conclusión, existe el gran reto de equilibrar la necesidad de transporte en grandes ciudades como la Ciudad de México, con la responsabilidad ambiental que conlleva el desarrollo de la metrópoli.

Esta responsabilidad, no sólo es de las instituciones gubernamentales al tener que ofrecer un servicio de transporte público moderno, seguro y de calidad a los ciudadanos, también es compartida por los fabricantes que deben de seguir desarrollando nuevas soluciones tecnológicas que ayuden a mitigar la huella ambiental de sus productos y que vayan de la mano con la cuarta revolución industrial a la que nos enfrentamos actualmente. Igualmente, es responsabilidad de la sociedad hacer uso racional de las diferentes opciones de transporte que existen para desarrollar sus actividades cotidianas, con la finalidad de mitigar las emisiones contaminantes y hacer eficientes los procesos energéticos que generan la movilidad del transporte público.

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Evolución del uso de energía y la búsqueda de la eficiencia energética en el transporte

Evolución del uso de energía y la búsqueda de la eficiencia energética en el transporte

Objetivo

El artículo pretende ofrecer al lector un panorama general de la evolución de la eficiencia energética en el transporte en nuestro país, enfatizando las actividades más efectivas para producir ahorros de energía, así como reflexionar sobre las tecnologías más relevantes en el mediano y largo plazo.

Antecedentes

SIGNIFICADO DEL TRANSPORTE

La importancia del transporte estriba en el acompañamiento que ha ofrecido a las actividades de los individuos y de la sociedad civil a lo largo de muchos años. Las personas, antes de la llegada del automóvil, no se alejaban de sus hogares más allá de 5 kilómetros, los recorridos eran a pie. Actualmente, en algunas ciudades, las distancias se cubren en tiempos récord debido al uso de trenes eléctricos, por ejemplo. Sin embargo, la necesidad de transportar personas o bienes de consumo se ha ampliado a tal grado que, en algunos casos, el tiempo y esfuerzo que se dedica a ello determinan en gran parte la vida de las personas. Es una actividad humana con una gran dinámica y con alta complejidad.

TECNOLOGÍAS DE PROPULSIÓN PARA LA TRANSPORTACIÓN

 El transporte siempre ha estado vinculado a la tecnología; por ello, la aparición de la patente, en 1888,
del Motorwagen de Karl Benz en Alemania, tiene un significado especial. El motor de combustión interna
reciprocante permeó en la sociedad y, a la fecha, existen más de 200 vehículos por cada 1,000 habitantes
circulando en el mundo.
En los inicios del desarrollo de los vehículos automotores, se experimentaron distintas tecnologías de
propulsión, incluyendo la eléctrica, pero también el vapor o combustibles no tan convencionales como el
carbón y más adelante, el gas natural.

                                                                Las tecnologías nacientes

La participación de Henry Ford fue un parteaguas en la industria, al potenciar el uso y la diseminación del automóvil, estableciendo así una larga historia del uso del vehículo de gasolina. A la fecha, se cuenta con una amplia gama de tecnologías vehiculares, las convencionales y, por supuesto, las que ocuparán un lugar relevante a mediano y largo plazo, como el auto y el autobús eléctricos, así como el híbrido eléctrico e híbrido conectable. Pero, además, en los próximos 30 años la gasolina y el diésel convivirán también con varias tecnologías: bicombustible gasolina+diésel, hidrógeno, gas natural, biogás, biocombustibles (etanol y biodiésel), gas natural artificial y combustibles sintéticos líquidos.

Las tendencias tecnológicas mundiales en la industria automotriz, impulsadas por las políticas de los gobiernos, que responden a los compromisos de las iniciativas internacionales para combatir el Cambio Climático, son dirigidas en las siguientes acciones:

1. Tecnología del vehículo: Mejorar el desempeño de los automóviles y camionetas para
reducir el promedio de las emisiones de CO2.

2. Combustibles alternativos: Apoyar la producción de combustibles sustentables y la
infraestructura requerida para su suministro.

3. Comportamiento del conductor: Educar a los conductores en las técnicas para reducción
del consumo de combustible y las emisiones de CO2, las cuales pueden también mejorar
la seguridad en las calles y autopistas.

4. Medidas relacionadas con la infraestructura: Mejorar el flujo de tráfico y evitar la
congestión que resulta en una situación antieconómica para todos.

5. Impuestos al CO2: Influir en la elección del consumidor para producir un comportamiento
en el manejo y en la toma de decisiones por emisiones más bajas de CO2.

Consumo de energía y transporte en México

BALANCE DE ENERGÍA

En el último Balance Nacional de Energía, publicado por la Secretaría de Energía en noviembre de 2017, se identifican cuatro sectores en el consumo de uso final energético total: agropecuario; industrial; residencial, comercial y público, y el transporte. Este último aparece como el más intensivo en el uso de energía, representando el 44% (Figura 1). Respecto al tipo de energético, las gasolinas participan con casi dos terceras partes y le sigue el diésel.

A pesar de que el parque vehicular es inmensamente mayor en unidades que utilizan gasolina, el uso intensivo del diésel por el autotransporte de pasajeros y carga, en donde predominan los viajes foráneos, eleva las cifras de consumo de diésel. Como se podrá apreciar, la utilización de la electricidad para el transporte en México es incipiente y apenas alcanza 0.2% de todo el sector. Las cifras muestran una clara vocación que México ha tenido por las gasolinas para el automóvil y el diésel para vehículos automotores medianos y pesados, a la par de lo hecho por nuestro país vecino, Estados Unidos.

En resumen, la energía en nuestro país dedicada al traslado de personas y sus bienes equivale a casi la mitad de la energía que se utiliza en su uso final energético, y es el subsector del autotransporte el que registra mayores consumos. En otras palabras, dirigimos un número muy importante de todo tipo de esfuerzos técnicos, financieros y, por supuesto, energéticos para hacer girar los neumáticos y mover a la población junto con sus pertenencias. La pregunta insoslayable es: ¿son esos valores los que deben ser o deberíamos tener participaciones menores en el uso de energía para el transporte, dando oportunidad a que otros sectores productivos la utilizaran para producir otros bienes y servicios para el país? En la Figura 2, destaca el monto del consumo de gasolinas y diésel con el 90% del consumo utilizado generalmente en el transporte. Aparecen reducidos valores para la electricidad con 0.2% de participación que prácticamente se deben a la existencia del Metro de la Ciudad de México y en menor escala, los correspondientes al Tren Eléctrico Urbano de Guadalajara y el Metro de Monterrey.

Los esfuerzos de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) se han concentrado en el autotransporte y aunque algunos trabajos se han llevado a cabo en otros modos de transporte, los mayores potenciales para la eficiencia energética se encuentran en los equipos identificados como grandes consumidores, ya sea por su número o por los intensos recorridos que se realizan con ellos.

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Bóiler Solar

El calentador de agua de baja presión solar es la mejor solución para el ahorro de combustibles diarios como el gas LP, Gas Natural, que generan grandes cantidades de contaminantes y el costo es muy elevado. Su campo de aplicación va desde casas habitación, comercios, restaurantes, gimnasios, parques recreativos, hoteles, industrias y toda instalación que requiere del servicio de agua caliente.

Contenido

  • Cuenta con un termo tanque de 90 L
  • Tubos de vacío
  • Estructura de acero inoxidable
  • Tornillería suficiente para su instalación
  • Ánodo de magnesio
  • Empaques