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En dónde mejorar la eficiencia energética del transporte

En dónde mejorar la eficiencia energética del transporte

EL SISTEMA

En un sistema de transporte, diferentes tipos de transportación se integran y se asocia cada uno con un nivel de uso y de ahorro de combustible. La Figura 5 expresa gráficamente esta mezcla. Cada una de las partes del sistema cuenta con un potencial de ahorro de energía, que se determina con dos factores, principalmente: su tecnología y la forma de operar. Cuando visualizamos el sistema completo, el problema de la eficiencia energética se vuelve complejo y empezamos a tratarlo bajo un concepto: la movilidad.

Sólo mencionaremos algunos aspectos al respecto,
como mejorar el transporte público si ello supera las
expectativas del uso del auto privado. También, podemos
referirnos a aspectos como: el desarrollo de la ciudad y
su planeación, buscando soluciones categóricas como
reconvertir las ciudades haciéndolas más compactas,
conectadas y sostenibles, por ejemplo.

Otra consideración por tomar en cuenta es la aplicación de tecnologías basadas en los sistemas inteligentes de transporte, así como de control de tráfico y la gestión vehicular a través de sistemas de telemática.

La comunicación del vehículo con su entorno (otros vehículos, infraestructura vial, autoridades del tráfico, etc.) y la administración de las operaciones de tráfico por parte de la autoridad también proveen de beneficios en eficiencia energética de consideración. La Conuee produce algunas publicaciones que sirven para apoyar la capacitación de funcionarios de gobiernos locales que desean tomar algunas decisiones sobre la implementación de acciones destinadas a promover los aspectos de movilidad urbana sustentable asociados a la eficiencia energética.

LAS FLOTAS VEHICULARES

Tratándose de unidades vehiculares vinculadas a la gestión de un solo administrador, los hallazgos que se encuentran en México, principalmente por los trabajos de la Conuee en autotransporte de pasajeros y de carga,
muestran que la manera en que se ejercen las directrices por parte del administrador son determinantes para lograr eficiencia energética en esa flota. La diferencia entre “buenos” y “malos” administradores puede significar ahorros globales de combustible, incluso del 35%. Pero ¿cómo es que se logra aprovechar ese potencial que existe entre ellos?

La diferencia estriba en la manera como se impulsan las medidas de ahorro de combustible. En este sentido, se observa que no es suficiente el conocimiento de las tecnologías vehiculares por parte de los administradores del parque, en la mayoría de los casos, es importante
también conocer datos tan relevantes de los vehículos como los parámetros para el motor: la relación de compresión, curvas de consumos específicos de combustible, mapa de consumo de combustible (indicadores de eficiencia de los motores), o en el caso del perfil del vehículo, coeficientes de arrastre (comportamiento aerodinámico o resistencia al aire), pero estos datos ni siquiera son solicitados al fabricante y, en consecuencia, éste no tiene necesidad de darlos a conocer de manera amplia.

Los temas más recurrentes para lograr mejoras en la eficiencia energética en las flotas vehiculares están asociados al conocimiento de sus tecnologías, y a partir de las experiencias obtenidas por la Conuee se encuentra que, desde la selección de las unidades, que debiera ser
fuertemente soportada por evaluaciones técnicas y confirmadas en campo, no sucede así. Las opciones para elegir una unidad quedan limitadas a factores como las facilidades en el financiamiento, oportunidades de
crédito, arraigo a una marca o por la simple apariencia o imagen del vehículo.

Un segundo aspecto por considerar es la operación de los vehículos, para lo cual, y aún más tratándose de motores diésel, es indispensable que quien lo hace esté enterado de la mecánica de la unidad, es decir, que comprenda que las prestaciones del vehículo están fuertemente atadas al comportamiento de quien lo conduce. Para ello, se recomienda que de alguna manera.

Otro punto por tratar es la adecuada planeación y
la logística de las operaciones de la flota. Aquí, la
necesidad de contar con sistemas informáticos que
continuamente estén monitoreando el comportamiento
de la flota se vuelve indispensable.

También, se encuentra que la propia gestión que se
hace del combustible es una medida de ahorro, ya que
al controlar y dirigir acciones sobre la administración
de ese insumo, se evitan pérdidas o desviaciones, sobre
todo si es posible implementar sistemas automatizados
de gestión con ayuda de la telemática. El uso de estos
sistemas no sólo disminuye los consumos de combustible,
sino también contribuye al incremento en la seguridad y
certeza de los movimientos de pasajeros o de carga.

 

los operadores sepan que la ingeniería que le ofrece su unidad fue diseñada para brindarle un uso óptimo, especialmente en ciertas condiciones de operación, es decir, entre un rango de revoluciones definido en conjunto con parámetros como requerimientos de torque (o empuje del vehículo) o potencia (capacidad de aceleración) y en función del peso del vehículo, por ejemplo. Los ahorros logrados en un número muy amplio de pruebas en campo ofrecen muy diferentes valores, dependiendo precisamente de las habilidades y conocimiento del conductor, desde los más connotados (30%) hasta los más alejados de un manejo técnico (3-5%).

Por otra parte, un tercer punto que atender para lograr incrementos en la eficiencia energética en las flotas es el mantenimiento. En este caso, se encuentra una gran necesidad de aplicar los programas de mantenimiento de forma adecuada, ya sea el preventivo, que es más económico y de tiempos cortos y programados, o el correctivo, que puede ser causa de un incremento en los costos que no se había considerado en la flota, además de tener efectos negativos en la programación de las operaciones de tráfico y logística, al tener a la unidad detenida en taller. La meta debe ser mayor mantenimiento preventivo y menos correctivo. Los ahorros de combustible por llevar a cabo un cambio en la manera que se implementan programas de mantenimiento pueden ser de 7 al 15%.

La manera en que se encuentran las áreas de oportunidad para lograr ahorros de combustible en las flotas vehiculares es llevando a cabo un diagnóstico o auditoría energética, tomando en cuenta los distintos factores ya mencionados, que exige el cálculo de indicadores básicos, como rendimiento del diésel en kilómetros por litro, o valores económicos: costo por kilómetro y por día, por cada unidad, y el promedio de la flota.

A continuación, la Figura 6 expresa los potenciales que se consideran para México respecto del ahorro de los combustibles en el autotransporte de carga y pasajeros.

La Conuee provee información, así como cursos de capacitación y herramientas para los transportistas y cámaras u organizaciones no lucrativas.

EL AUTOMÓVIL PARTICULAR

Para México, la importancia del auto particular es de orden del 70.7% del consumo de gasolinas. La mejora de la eficiencia energética en los automóviles (vehículos ligeros y camionetas), que generalmente se usan para transporte privado, es una importante meta. En términos amplios podemos comentar que al igual que en lo descrito en los párrafos anteriores sobre flotas vehiculares, quien adquiere un automóvil debería elegir la tecnología adecuada, operarla de manera eficiente, mantenerla con los mejores niveles posibles de calidad, y planear su uso con disciplina, lo que permitirá al usuario ahorros de energía que pueden superar el 30%.

En la industria automotriz existen diferentes tipos de mejoras, pero sobresalen las relacionadas con las de inyección del combustible, que va desde la ofrecida por un solo inyector para el motor, pasando por el multipunto y llegando a la inyección directa, si se trata de motores de gasolina.

Las trasmisiones han evolucionado también, y ahora se encuentran con facilidad las transmisiones automatizadas y continuamente variables que reducen peso y fricción para beneficio del rendimiento de combustible del automóvil.

Como se mencionó en párrafos anteriores, es importante que los gobiernos emitan políticas públicas que permitan alcanzar metas reales de reducción de consumos de energía, a través de la actualización o creación de normas o acuerdos que, por un lado, faciliten el desarrollo de tecnología y por otro, brinden al consumidor la posibilidad de elegir productos más eficientes con precios competitivos.

Las soluciones que ofrecen las normas benefician a la sociedad en su conjunto y establecen las bases para una competencia con reglas inherentes, impulsando precisamente la integración de tecnologías que favorezcan a la eficiencia energética. La Conuee brinda información al automovilista particular y le ofrece incluso capacitación a través de webinars y videos en los temas más solicitados para mejorar el rendimiento de combustible.

Reflexiones sobre la movilidad eléctrica

Es evidente que desde las políticas ambientales internacionales se ha ejercido una gran presión a la industria automotriz para reducir las emisiones contaminantes y, actualmente, se considera que virar hacia la electromovilidad sería lo más consecuente para las naciones.

Los especialistas vaticinan un crecimiento acelerado de la venta de vehículos eléctricos (incluyendo buses) y el desplazamiento de los que utilizan hidrocarburos para su operación. Esta perspectiva se muestra en la Figura 7.

Los argumentos más sólidos señalan que la movilidad eléctrica se expande rápidamente y las políticas juegan un rol crítico para ello. Además, las tecnologías avanzadas bajan sus costos sustancialmente y la industria automotriz con frecuencia anuncia mayores intenciones de un mercado electrificado.

Por supuesto, los beneficios ambientales del vehículo eléctrico (VE) dependen a la fecha, de la mezcla de generación eléctrica. No se puede hablar con firmeza de beneficios, si la electricidad utilizada en el VE proviene de una planta de generación basada en la quema de carbón o una termoeléctrica con baja eficiencia. Tampoco se puede rehuir totalmente el problema de las baterías que se habrán de desechar, así como los desafíos para lograr una producción de baterías más limpias. Finalmente, en la práctica se reconoce que es indispensable incluir esquemas para tasar el uso del carbón para tener avances concretos en el desarrollo de la electromovilidad.

Conclusiones

A partir de la información que nos ofrece el último Balance Nacional de Energía (2017), elaborado por la Secretaría de Energía, la importancia del consumo energético del sector transporte sigue siendo muy importante. Se destaca, asimismo, la poca participación de la electricidad como energético en el transporte, contando principalmente con el Metro de la Ciudad de México y, en menor escala, el de Monterrey, así como el Tren Eléctrico Urbano de Guadalajara. Entonces, uno de los mayores desafíos es llevar a cabo transformaciones enérgicas para avanzar en la electromovilidad y disminuir el uso de combustibles fósiles con alto porcentaje de carbono, lo que implica el fomento de políticas, regulaciones, acuerdos y especialmente con un conocimiento amplio de las tecnologías que se integrarán junto con las que están

en marcha desde hace muchos años. La convivencia de las tecnologías convencionales y las emergentes se dará por varios años. Se requerirá un esfuerzo mayor para hacer un uso eficiente de la energía aprovechándola de manera sustentable.